Cultura de masas se entiende como la ampliación del ámbito de la cultura a las grandes masas sociales, la entrega de los bienes culturales al alcance de todos, y por tanto la nivelación de dicha cultura a través de estereotipos, gustos estandarizados, entrega de mensajes homogéneos carentes de una crítica real puesto que desde ahora el producto cultural será preparado “desde arriba”, desde la capa dominante de la sociedad, y entregada a través de el mercado mediante leyes de oferta y demanda. Es la cultura del conformismo.
El aspecto positivo por otra parte es la inclusión de sectores antes totalmente marginados de los aspectos culturales, la nivelación social en tanto que la cultura de masas actúa como disolvente entre clases (debido a su carácter homogeneizador) y por tanto en gran medida se representa casi como un proveedor de igualdad.
Surge durante los primeros años del siglo XX, posibilitado por el éxito de la revolución industrial que permite la creación de grandes cantidades de productos antes imposibles de manufacturar: es la cultura de la producción en masa. Trae consigo una serie de consecuencias sobre la vida social, puesto que si con anterioridad la cultura era un aspecto reservado y aprovechado por una elite que podía permitírselo, ahora se convertirá en algo a lo que cualquiera puede acceder con un mínimo de esfuerzo.
Dicha entrega de cultura no es gratis, se paga con la reducción en la “calidad” de la cultura, puesto que ya no estará enfocada a un público reducido, ni guiado a través de una relación personalista entre dos individuos, como la existente entre un artesano o un ilustrador de libros durante la edad media, y su potencial cliente (cada trabajo, cada dibujo era único), sino a través de un mercado que para funcionar debe guiarse por los fundamentos de la oferta y demanda, de los promedios de población y no en el individuo.
El rebaje de la calidad surge de la necesidad sistémica de ser capaz de llegar a la mayor cantidad posible de individuos. La entrega de valores aparentemente originales y una sensación de buen gusto adaptada a la masa es la manera en que la cultura soluciona el problema del alcance; estos valores serán en realidad estereotipos creados a través de mercadotecnias y análisis instrumentales, y productos que serán la representación del kitsch en lugar de un verdadero gusto.
Este estado de la cultura es el preeminente en toda cultura de la actualidad (aunque el nivel de alcance será algo discutible) puesto que responde a una forma de organizar el mundo luego de la masificación de producciones: el público que se requiere para que subsista una sociedad de producción masiva es obligatoriamente masivo.
Es en este ámbito social en el que surgen productos como el rock and roll, las telenovelas, autores como Stephen King o Isaac Asimov, y un interminable etc. Básicamente cualquier producto que este creado pensando en un público masivo, y que cumpla con una serie de características establecidas como lo son un fácil entendimiento del mensaje, un tratamiento de los temas que se cuide de decir cosas originales, y que simplemente entregue valores procesados y busque el provocar sentimientos.
Umberto Eco especificará dentro de la cultura de masas tres ámbitos de diferenciación cultural, enumerados como la “alta cultura”, la “cultura media”, y la “baja cultura”. Cada uno con sus características propias, y a las que debemos, apunta Eco, referirnos alejados de una mirada normativa: no se trata de divisiones buenas y malas, y una no es mejor que la otra, simplemente son.
Un producto de Alta cultura será, por ejemplo, una vanguardia: no busca necesariamente agradar a todos los receptores, ni se enfoca en un público perezoso necesitado de explicaciones. La vanguardia será un producto que va a necesitar cierto nivel de análisis para ser apreciada de forma completa, destinada no a todos los hombres, y en particular no al hombre masa promedio.
Cultura media será aquella que tome los aspectos de la alta cultura y les remueva sus características de originalidad; es decir los nivelaría para ser apreciados por un público mucho mayor, pero al mismo tiempo los reparte bajo la apariencia de ser algo nuevo.
De esta manera se crea una especie de círculo vicioso entre la alta y la media culturas: La cultura media toma de la alta cultura los productos que luego repartirá rebajados a un público de masas; y a su vez la alta cultura, intentando desmarcarse de la cultura media, creara nuevos productos originales, que con el tiempo serán transformados en obras de la cultura media.
Por otra parte la cultura baja será aquella en la que el rebaje alcanza su límite, y cuya producción proviene exclusivamente desde arriba: El kitsch es el rey, la simplificación de todos los valores será la principal característica. Aquí la entrega de sensaciones prefabricadas será la idea dominante, guiada completamente por el mercado, desde arriba (capas dirigentes).
El aspecto positivo por otra parte es la inclusión de sectores antes totalmente marginados de los aspectos culturales, la nivelación social en tanto que la cultura de masas actúa como disolvente entre clases (debido a su carácter homogeneizador) y por tanto en gran medida se representa casi como un proveedor de igualdad.
Surge durante los primeros años del siglo XX, posibilitado por el éxito de la revolución industrial que permite la creación de grandes cantidades de productos antes imposibles de manufacturar: es la cultura de la producción en masa. Trae consigo una serie de consecuencias sobre la vida social, puesto que si con anterioridad la cultura era un aspecto reservado y aprovechado por una elite que podía permitírselo, ahora se convertirá en algo a lo que cualquiera puede acceder con un mínimo de esfuerzo.
Dicha entrega de cultura no es gratis, se paga con la reducción en la “calidad” de la cultura, puesto que ya no estará enfocada a un público reducido, ni guiado a través de una relación personalista entre dos individuos, como la existente entre un artesano o un ilustrador de libros durante la edad media, y su potencial cliente (cada trabajo, cada dibujo era único), sino a través de un mercado que para funcionar debe guiarse por los fundamentos de la oferta y demanda, de los promedios de población y no en el individuo.
El rebaje de la calidad surge de la necesidad sistémica de ser capaz de llegar a la mayor cantidad posible de individuos. La entrega de valores aparentemente originales y una sensación de buen gusto adaptada a la masa es la manera en que la cultura soluciona el problema del alcance; estos valores serán en realidad estereotipos creados a través de mercadotecnias y análisis instrumentales, y productos que serán la representación del kitsch en lugar de un verdadero gusto.
Este estado de la cultura es el preeminente en toda cultura de la actualidad (aunque el nivel de alcance será algo discutible) puesto que responde a una forma de organizar el mundo luego de la masificación de producciones: el público que se requiere para que subsista una sociedad de producción masiva es obligatoriamente masivo.
Es en este ámbito social en el que surgen productos como el rock and roll, las telenovelas, autores como Stephen King o Isaac Asimov, y un interminable etc. Básicamente cualquier producto que este creado pensando en un público masivo, y que cumpla con una serie de características establecidas como lo son un fácil entendimiento del mensaje, un tratamiento de los temas que se cuide de decir cosas originales, y que simplemente entregue valores procesados y busque el provocar sentimientos.
Umberto Eco especificará dentro de la cultura de masas tres ámbitos de diferenciación cultural, enumerados como la “alta cultura”, la “cultura media”, y la “baja cultura”. Cada uno con sus características propias, y a las que debemos, apunta Eco, referirnos alejados de una mirada normativa: no se trata de divisiones buenas y malas, y una no es mejor que la otra, simplemente son.
Un producto de Alta cultura será, por ejemplo, una vanguardia: no busca necesariamente agradar a todos los receptores, ni se enfoca en un público perezoso necesitado de explicaciones. La vanguardia será un producto que va a necesitar cierto nivel de análisis para ser apreciada de forma completa, destinada no a todos los hombres, y en particular no al hombre masa promedio.
Cultura media será aquella que tome los aspectos de la alta cultura y les remueva sus características de originalidad; es decir los nivelaría para ser apreciados por un público mucho mayor, pero al mismo tiempo los reparte bajo la apariencia de ser algo nuevo.
De esta manera se crea una especie de círculo vicioso entre la alta y la media culturas: La cultura media toma de la alta cultura los productos que luego repartirá rebajados a un público de masas; y a su vez la alta cultura, intentando desmarcarse de la cultura media, creara nuevos productos originales, que con el tiempo serán transformados en obras de la cultura media.
Por otra parte la cultura baja será aquella en la que el rebaje alcanza su límite, y cuya producción proviene exclusivamente desde arriba: El kitsch es el rey, la simplificación de todos los valores será la principal característica. Aquí la entrega de sensaciones prefabricadas será la idea dominante, guiada completamente por el mercado, desde arriba (capas dirigentes).
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