miércoles, 12 de mayo de 2010

Homero Jay Simpson: Introducción


The Sunday Times lo ha descrito como “la creación cómica más grande de todos los tiempos”, es hoy por hoy uno de los iconos de la televisión a nivel mundial. Jefe de hogar de una de las familias más famosas de la historia: “Los Simpson” que ya cuenta con 455 episodios emitidos en Estados Unidos, o lo que es igual: 21 temporadas al aire transmitidas por un periodo de más de dos décadas.

D'oh!, la interjección que ha hecho famosa, fue, en el año 2001, a causa de su masiva popularidad, incluida en el Oxford English Dictionary, y eso sin tener en cuenta la monumental marejada de merchandising que es posible encontrar sobre el personaje: Lámparas, paleras, chaquetas, diseños de tatuajes, libros sobre su personalidad, análisis sobre su filosofía de vida, paginas como http://www.thesimpsonsshop.com/ donde es posible adquirir desde estampillas hasta tasas con su rostro.

Alcohólico, descuidado, holgazán, aprovechado, ladrón cuando es “necesario”…el numero de defectos a enumerar va a depender de la paciencia de cada quien, ya que es muy probable que no existan muchos delitos que él no haya cometido como mínimo una vez (¿estafa? Si, ¿secuestro? Si, ¿maltrato infantil? Probablemente en 450 de los capítulos emitidos), y sin embargo el arrepentimiento es cosa de episodios contados con los dedos. Además, sin importar las fechorías que cometa o que tan mal hayan quedado las cosas por su culpa, siempre encontrará una manera de hacer que bien o su familia o sus amigos (o ambos) lo perdonen.

¿Matt Groening puede ser considerado como el único creador de semejante portento mediático? No. Eso sería ignorar un variado número de influencias que determinan de manera radical el carácter final de Homero. Su constante salirse de los limites sociales establecidos, pero nunca lo suficiente como para que no pueda retractarse y conseguir el perdón, representa en sí misma una mecánica preestablecida no por un Groening, sino por una forma de entregar las cosas en base a unos supuesto previamente establecidos: Una cultura de masas, a través de las leyes de una economía de masas.

Homero representa un producto refinado a través del tiempo. Ciertos elementos combinados de manera tal que agradan a la gran mayoría del público; ¿Por qué? Simplemente (aunque no haya nada de “simple” en esto) es esa misma gran mayoría la que la da forma a Homero. La economía de masas, o la economía establecida dentro de una cultura de masas, estandariza los procesos por los cuales la cultura es entregada a los grandes grupos de personas.

La economía de masas se regirá por las leyes de la oferta y la demanda, de las que un producto como Homero es completamente dependiente: si el día de mañana se dejará de querer a un Homero Simpson en la televisión, desaparecería en un abrir y cerrar de ojos, o se adaptaría a los nuevos gustos predominantes. De esta manera, las características del personaje se adecuaran a lo que se espere de él, a lo que provoque en los espectadores un mayor deseo de verlo; y así es cómo podemos apreciar un evidente cambio entre un Homero de la primera temporada, con un Homero de la temporada 21.

La creación de Homero es colectiva y establecida por los estándares de la cultura de masas: la nivelación a la media. Homero es la representación de esta, su representante y embajador. Es el ideal máximo de una cultura que lo idolatra. Homero es el héroe del hombre promedio, que entrega un mensaje mediatizado y estándar, que a pesar de sus escapes de irresponsabilidad siempre acaba siendo el padre y esposo de clase media que se espera que sea. No puede ser de otra manera, porque la única forma que tiene de alcanzar tamaño éxito es adaptándose a los gustos de sus consumidores.

Homero representa lo que la cultura desea, es su hijo mayor y más querido. Tanto lo bueno como lo malo que tiene Homero surgen del deseo de lo que la media quiere, lo que la mayoría, en una expresión suprema de democracia, espera. No buscamos grandes sorpresas ni repentinos cambios de personalidad, solamente esperamos ver a un personaje que nos distraiga por aproximadamente 20 minutos al día, más comerciales. Un reflejo nuestro pero elevado a la decima potencia, Homero podrá hacer todo lo que nosotros no, y siempre logrará salir medianamente ileso. El puede alcanzar todo aquello que nosotros no podemos ni soñar con tener, y en eso radica nuestro gusto, como grupo, por el: No es que todos soñemos con ser Homeros algún día, sino simplemente que queremos que alguien, incluso tan común y corriente como un obeso y calvo trabajador de clase media, haga aquello que alguna vez hemos querido hacer, pero que no nos hemos permitido. O algo que escape a cualquier lógica o planeación. Y es que, cuando se trata de impulsos, ninguno de nosotros puede superar a Homero, y menos aún en su capacidad para sobrevivir a estos.

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